martes, 12 de agosto de 2014

APRENDIZAJE ESCOLAR DE LOS ADOLECENTES

Es una etapa que no deja indiferente a nadie, algunos la vivimos con todas sus complicaciones y para otros es un periodo que pasa rápidamente. Sea cual fuera la experiencia de cada uno de nosotros está claro que es una etapa de cambios y que como padres debemos estar atentos a las señales que estos adolescentes nos dicen. Las características afectivas, sociales y cognitivas por las cuales atraviesa un adolescente son similares en todos, se matizan por la estructura de personalidad, por la dinámica familiar y escolar y por el grupo de pares, pero presentan claramente un eje en común. Al ingresar a la edad juvenil (especialmente en la prepubertad) veremos un gran quiebre a la armonía y sociabilidad de la niñez. La persona busca cortar la gran cercanía con sus padres y, generalmente, lo realiza de forma brusca resintiéndose fuertemente la situación familiar. El afán de independencia que anima a los jóvenes, no busca otra cosa que construir una identidad desde lo que son internamente y no tanto desde las opiniones de los adultos más cercanos. Generalmente los padres se “insegurizan” con este comportamiento juvenil y exageran las conductas de espionaje o acoso, aumentando así la fuerza del rechazo y alejamiento del joven. Es importante no confundir esta necesidad de distancia con disminución del afecto que ellos sienten por su familia. Los adolescentes aman a sus padres, pero necesitan espacio para ensayar nuevas formas de ser, nuevas formas de vestirse, nuevas formas de hablar sin la mirada enjuiciadora de sus padres, justamente porque la opinión de ellos tiene un peso muy grande en su interior. Socialmente aumenta la importancia y la proximidad del grupo de pares. Las investigaciones muestran que esta búsqueda de los jóvenes por estar con sus iguales no implica necesariamente una influencia superior sobre la que ejercen los padres. Al parecer el adolescente se deja influir por sus padres para cierto tipo de temas trascendentes y le da autoridad a sus amigos para asuntos más relacionados con lo cotidiano. El gran valor que tiene el grupo para el joven es que en ese lugar ensaya y aprende nuevas alternativas de conducta que no tiene oportunidad de adquirir en su casa. En la mitad de la edad juvenil (pubertad), se observará una disminución de relaciones sociales con los grupos grandes de iguales y tomará gran fuerza el amigo íntimo. Esta destrucción de la pandilla de la infancia se debe a la necesidad de reestructurarse como persona y para ello la conversación con el amigo es de gran utilidad. En su Desarrollo Afectivo, se observa un cambio muy grande, ya que se pierde la estabilidad de la niñez, comienza una gran labilidad emocional, inquietud inespecífica, inseguridad y su principal interés es el logro de la independencia (particularmente de los padres). Se retrae la expresión emocional, especialmente en la mitad de la etapa en que sólo se confidencia con sus amigos más íntimos. Experimenta una gran sensibilidad al placer que invade todo su mundo emocional, surge una gran necesidad de estima personal y una gran curiosidad por lo sexual. Sólo al final de la edad juvenil comienzan a surgir intereses genuinos por causas sociales o religiosas que lo hacen salir de sí mismo para volver a valorar al grupo. Podemos declarar que un joven está maduro cuando logra la profundidad, estabilidad e integración antes mencionada. El aprendizaje en esta etapa de la adolescencia se caracteriza porque el menor ha logrado desarrollar un pensamiento lógico abstracto, reflexivo y crítico. El adolescente es capaz de razonar con base en enunciados e hipótesis no sólo con los objetos que están a su alcance, sino que ya aplica la lógica de las proposiciones. Las diferencias entre las operaciones formales son de carácter vertical y de grado. Su hijo necesita: 1. Respetar su ritmo de aprendizaje, están más distraídos por sus propios cambios evolutivos. Muchas veces ellos no se pueden explicar lo que les pasa, por tanto, están pensando en muchas cosas a la vez y les cuesta concentrarse en las tareas escolares. 2. Cada adolescente buscará su estilo y técnicas de estudio que más le permita rendir en las actividades escolares. Es importante que el o la adolescente aprenda a fijarse metas, a ser más independiente y más responsable en sus trabajos. La autoestima y el rendimiento escolar están fuertemente relacionados. 3. Conversar sobre las actividades escolares, sin forzarlo a hablar, ni con la intención del control o supervisión. Dialogar de la rutina del día para lo cual los padres podemos iniciar la conversación contando nuestras propias experiencias en el trabajo. 4. Sentir que como padres estamos presentes sin ser invasores de sus espacios, validando las emociones, aunque uno no esté de acuerdo, porque es lo que a ellos les pasa. Así se sobrepondrán y uno les deja la puerta abierta para que cuenten. Cuando se minimizan las cosas diciendo que no va a pasar nada, uno no les da pie para que después lleguen a contar que fue complicado o se quedaron solos en el recreo, entonces mienten. 5. Permitirles que tomen decisiones propias para favorecer su seguridad e independencia, considerando que con el aumento de sus capacidades cognitivas e intuitivas, pueden enfrentar nuevas responsabilidades y a disfrutar la independencia de pensamiento y acción. 6. Evitar la critica por la crítica, están más sensibles a las apreciaciones de su entorno y podemos deteriorar su auto imagen, se vuelven más reflexivos sobre quiénes son y quiénes desean ser y observan las diferencias entre el modo en que actúan y el modo en que piensan que deberían hacerlo. 7. Es válido discutir con los hijos y en esta etapa los desacuerdos aumentan. Lo importante es descubrir una manera armónica de solucionar el conflicto, nosotros somos los adultos que debemos dar las pautas de comunicación y diálogo; con el tiempo estos conflictos disminuyen, las relaciones de los adolescentes con sus madres suelen cambiar más que las que tienen con sus padres. Es muy probable que, a medida que se independizan de sus padres, los adolescentes busquen el consejo de sus pares. 8. Por último es importante que los padres mantengan una actitud de escuchar y una disciplina con afecto; los adolescentes necesitan saber los límites que los padres imponen a sus acciones, esto favorece su seguridad y sienten que sus padres se preocupan por ellos, lo cual más tarde agradecerán. La tarea no es fácil, es una etapa y como tal es superable, recuerden que estar cerca de nuestros hijos nos permite conocerlos desde sus propias fortalezas y guiarlos en las experiencias que les tocarán vivir.

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